Después de un intenso calentamiento para mitigar el frio, comenzó el entrenamiento propiamente dicho. Estaba enfocado a la competición y a esa actividad pusimos todo nuestro empeño, lo que provocó algún que otro calambre, sobre todo en los compañeros no habituados a este tipo de trabajo.
Después de casi tres horas intensas, nos recuperamos con unos cuantos pasteles de chocolate y la inseparable nevera de los desplazamientos.
En breve colgaremos las fotos del entrenamiento.
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